Remontándonos a la Edad Media, buscando sus inicios podemos conocer las Ferias de Paiosaco. Conocida como Feira das Cereixas, fue una de las más importantes y aún hoy se celebra como fiesta gastronómica en el Concello de Laracha. Décadas atrás la producción de cerezas era muy valorada especialmente en la zona del valle de Anllóns por lo que se inició entonces esta tradición que hace que hoy en día estas ferias sean únicas. Aprovechando el momento en que los frutos rojos estaban en su punto más maduro y goloso, los comerciantes vendían un gran número de estos deliciosos productos en la feria del mercado de aquel memorable primer domingo de julio.
Aunque la comercialización de cerezas ha disminuido en los últimos años, limitándose ahora la producción principalmente al autoconsumo, se mantiene la tradicional celebración de la Feira das Cereixas. Durante esta semana festiva se produce una gran afluencia de personas que no sólo participan en la actividad comercial, sino que también toman parte en actos recreativos y culturales, así como en actividades deportivas.
El Campo da Feira de Paiosaco, situado en la parroquia de Leston y segunda zona más poblada del Concello da Laracha, acoge una serie de eventos para disfrute de los residentes.
Durante el fin de semana inicial de julio y sus días precedentes se celebra una amalgama de actos comerciales, gastronómicos y lúdico-festivos.
Las fiestas estarán en su apogeo el domingo, cuando el aire de la madrugada se llene de alegres dianas y alboradas por todo Paiosaco. Comienza así la Feira das Cereixas, que dará vida a más de 300 puestos repartidos por todo el recinto feiral. No se pierda las jugosas cerezas ni las delicias gallegas de Bergantiños.
Al comenzar los festejos, exuberantes bandas de gaitas y metales crean un animado ambiente durante toda la jornada comercial. Además, muchos de los puestos ofrecen artesanía y productos elaborados con cerezas, incluidos licores, para ofrecer a los visitantes una experiencia encantadora que no olvidarán.
El sábado por la noche, el recinto ferial cobra vida con un despliegue de bandas y orquestas gallegas que deleitan a los abarrotados asistentes a la verbena.
